domingo, 12 de septiembre de 2010

Fresas Salvajes (1957) Ingmar Bergman


Porque no podemos delimitar nuestra existencia en un público o con desconocidos? esto de cierto modo puede resultar absurdo e incongruente en el uso cotidiano, tanto la actuación como la sarcastica conducta de soportar algo que por lo general no se admite, saltamos lo que concebimos como el control mental, retentivo, fisionomico incontestable e inquebrantable, todo esto deja de ser tan valido cuando cerramos los ojos, ahi comienza el trabajo incesante de la duda, muy presente en las estructuras de el inconciente cobijada por la sorpresa siempre atenta a heñir un molde inacabado de la realidad, una columna abierta con laberinto incluido, cerrada con variación y cavilacion asfixiada de sombras monotonas, sin suficiente luz para dar a entender tan siquiera la razon de el porque anidamos pesadumbres envueltas en espirales a medio hacer, habitaculos desiertos hacen gala de su desdeñada constitucion con raciones de vacio por doquier invitando siempre a quedarnos allí, no sin antes claro ser participes en el acto y razon de su presencia en el sueño(la intemporabilidad de un lugar), la revelación y el encuentro con otros de iguales condiciones, en conclusion u cavildo de perfectas distorsiones,lamentos y huellas de barro negro en el asfalto de el escenario, ese sueño que todos tenemos y que solo recordamos como algo lleno de cesped contagioso de vida o un cuarto de piso definidamente lucido y bienhechor, uno que hace placidamente dirigir nuestros diminutos pasos por la ventura y el regocijo, esto en conclusion no sucede en el film Smultronstället (fresas salvajes) del propagador alterado de los tiempos y la vida: ingmar bergman, esos sueños en reposo se suscitan como dialogo y como intervención de las palabras y los gestos y lo inmenso e inagotable de la cuestion humana, nutrida con la narrativa legitima e inmediata a cuestas de los respaldos vagos del individuo, en este caso un anciano (Isak Borg) Victor Sjöström que merodea su furtiva busqueda de indescifrable destino, recuerdo nostalgico de lo fue y sucedio cuando el paraje le permite darse un paseo por los sueños, visita, consulta, medita y saca conclusiones de su indesiso encuentro con quienes solo a través de la ensoñación percibe, cuando duerme este agotado viejo asimila que si se quisiera no solo se podría reinventar también podría contemplar el pasado sino que ademas con un poco de esfuerzo la realidad en la habita le puede resultar ser menos mezquina e insufrible de lo que la ha asimilado siempre.

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