lunes, 4 de agosto de 2014

Redención de la destrucción Málmhaus (2013) Ragnar Bragason



El clima es fresco y acompaña los juegos de unos niños que juegan en el campo, el acento de sus voces les da ecos que son percibidos como frases de poder, la niñez aborda el inicio de la historia planteada por Ragnar Bragason en la que el ambiente es sacudido de forma abrupta por un tractor, algo así como el peligroso y fuerte impacto del metal que es instrumento y afinación con algo, en este caso con un joven de largos cabellos que saluda a su hermana mientras maneja una bestia de cuchillas cortantes y segadoras de la vida, la suya que por accidente es disuelta y silenciada.

A partir de un trágico hecho surge el génesis de la búsqueda en medio de la oscuridad y el sonido del metal, Hera es la protagonista de esta pasajera faceta que comprende la exploración de sonidos que abarcan bandas como: Motorhead, Megadeth, Kronos, Black Sabbath entre otras y que sirven de influencia marcada para incontables generaciones de jóvenes incomprendidos, Hera es uno de ellos y aborda su pasado con un presente lleno de fijaciones por el creciente y brutal sonido de una guitarra eléctrica, destina su solitaria cruzada de vivencias con unos padres que viven, se alimentan, visten, ordeñan sus vacas y responden con facciones inexpresivas a su hija que por ser la sucesora de su hermano se espera que haga algo como trabajar y serle útil  a algo en la sociedad, en este caso su empleo en la industria cárnica, que en contraste con los sonidos desgarrados de un tema de metal acompasan los cuerpos sin vida de varios cerdos que cuelgan en su trabajo.

El camino de esta familia en duelo es puesto a prueba por un sacerdote joven, la voluntad de este individuo es acompañar a la familia y sugerirles como podrían llevar de una mejor forma la pérdida de un ser querido, pero claro está que vérselas con Hera supondrá un enfrentamiento con las propias sombras del metal, por ello surge entre la fe y la disolución de la luz un creyente no solo de Jesús sino también de los sonidos acompañantes y oscuros de la música, este hecho deja impresionada a una joven Hera que encuentra tal vez a alguien con quien contar.

Entre líneas se lleva a buen término una película bien realizada a nivel técnico, con una excelente fotografía, locaciones desoladas y permanente compañía del frió islandés que hace absolutamente místico el ambiente que desarrolla la vida de personajes como Hera o bien la relación con otro film islandés de un joven de nombre Noi que también siente como el mundo le consume sin apenas notarlo, para este caso la intervención de la rebeldía y búsqueda personal tan genuina y profundamente desarrollada a través de la música, presenta un film muy evocador para quienes buscan sean enunciados sus preferencias musicales y rechazo a dogmas como los de la religión.

Presenciando la mitad del metraje con este film es encaminada la actitud de Hera hacia un repentino vuelco de emociones y debilidades propias del ser humano, pues por la compañía y la insatisfacción se accede a pasar de una vida de ropajes oscuros y envuelta en la soledad a la compañía de una persona, un amigo que se convierte y da la bienvenida a un retorno de conductas moralmente correctas por la creciente disolución de la comprensión, la quema de una iglesia abre la discusión y hace emerger a un pueblo entregado a sus creencias y la presencia de aquello que es ajeno y agresivo, muy relacionado por cierto con la música metal, es entonces cuando el director del film acude a que el surgimiento de un problema conlleve una solución que satisfaga a todos.

Por una parte Hera recibe la visita de tres individuos de largos cabellos, que desean ser parte de la más grande banda oda a la oscuridad, la respuesta muy sincera de la joven expresa su única presencia en estos furtivos parajes del sonido, esto les deja sin palabras,  este encuentro por otra parte llena de fuerza una circunstancia que hará retornar a una joven resuelta a evocar para sí el espíritu del metal, hecho que se respalda con la buena obra de reconstruir la iglesia del pueblo con integrantes de la banda de metal incluidos.

La unión y acción por un espacio que reúne almas necesitadas de oración, resulta peculiar y no menos que insólito para personas como yo que ideamos siempre una imagen de rechazo adjudicada al metal y la religión, aquí solo se halla la cooperación y tal vez la simple y llana disposición a que si tocan tu hombro y te piden ayuda pues tu ayudas, es eso o quizás la redención de la destrucción para con la religión y su afectada constitución a través del tiempo por nativos nórdicos totalmente reacios a la convivencia con unas reglas dogmáticas fuera de las costumbres legitimas de un territorio.

Finalmente la complacencia remata con un retorno a los principios familiares y el apoyo en medio de la perdida, la música es en esta historia un puente entre la destrucción y la redención en buenos términos con la religión y la cuestionable búsqueda del ser a través de la oscuridad, y eso es porque dios también se encuentra en ella, recuérdenlo.


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